Trasfondo
El origen de Project 13: un experimento sin retorno
Project 13 nos sitúa en un universo distópico donde los "Probantes" —personas desechables y sin derechos— son sometidos a una prueba psicológica extrema. Estos individuos son obligados a recorrer una y otra vez un pasillo de una unidad psiquiátrica, con el objetivo de detectar y reportar anomalías en su entorno.
La mecánica del bucle: 13 caminatas para escapar
El juego se desarrolla en un pasillo que se repite constantemente, donde cada recorrido puede presentar cambios sutiles o perturbadores. El jugador debe identificar y reportar estas anomalías con precisión. Un solo error reinicia el progreso, obligando a comenzar desde el principio. Solo al completar correctamente 13 recorridos consecutivos se puede alcanzar la salida.
Las anomalías: entre lo sutil y lo grotesco
Las anomalías varían desde cambios casi imperceptibles, como una luz parpadeante, hasta escenas macabras, como cuerpos desmembrados o criaturas deformes. Estas alteraciones no solo desafían la percepción del jugador, sino que también contribuyen a una atmósfera de tensión constante.
El papel del Probante: más que un simple observador
El jugador asume el rol de un Probante, una figura sin identidad ni futuro, cuya única función es observar y reportar. Esta posición refleja una crítica a sistemas que deshumanizan a los individuos, reduciéndolos a meros instrumentos de experimentación.
Una narrativa fragmentada y ambiental
Project 13 no ofrece una historia lineal tradicional. En su lugar, la narrativa se construye a través de detalles ambientales, mensajes crípticos y la interpretación de las anomalías. Esta estructura invita al jugador a formar su propia comprensión del mundo y los eventos que lo rodean.